No sientas vergüenza, si tienes vaginismo o vulvodinia trátalo

Muchas mujeres sienten pudor o vergüenza a la hora de confesar que padecen problemas en sus genitales. Entre los más frecuentes se encuentran el vaginismo y la vulvodinia. Ambos suponen un problema a la hora de tener relaciones. Para las mujeres es bastante embarazoso comentarlo y muchas de ellas lo padecen sin consultarlo con su médico.

¿Qué es el vaginismo?

El vaginismo es una disfunción sexual en la que se produce una contracción involuntaria de los músculos de la vagina, lo que provoca dificultad y dolor intenso a la hora de intentar le penetración. La situación puede ir más allá de las relaciones e incluso impedir el uso de tampones.

Como consecuencia, es frecuente la aparición de baja autoestima, sentimientos de frustración y culpabilidad y problemas en la relación de pareja. No hay una edad concreta para su aparición, pero normalmente suele ser en la adolescencia que es la etapa en la que normalmente nos convertimos en personas sexualmente activas.

Sus causas pueden ser variadas, y aunque también existen causas físicas, las psicológicas suelen ser las más frecuentes. Por eso el tratamiento debe ser global, ginecológico en combinación con un tratamiento psicológico.

¿Qué es la vulvodinia?

Es dolor o molestia crónica en la zona genital vulvar cuya causa no es conocida. En ocasiones puede ser tan grave que impide a la paciente mantenerse sentada durante largos periodos de tiempo. Además, puede llegar incluso a incapacitarla por completo para mantener relaciones sexuales.

La vulvodinia puede dificultar el llevar una vida normal, produciendo ansiedad, frustración, alteraciones del sueño, alteración de la imagen corporal, problemas de pareja y depresión.

Su causa concreta se desconoce y en ocasiones no tiene causas objetivas identificables por lo que por un tiempo se pensó que se debía a alteraciones emocionales como el estrés. Dentro de los factores que pueden contribuir encontramos:

  • Lesiones o irritación de los nervios por tratamientos invasivos, estreñimiento, hemorroides y fisuras anales o cirugía ginecológica.
  • Infecciones recurrentes (vaginitis o cistitis)
  • Irritaciones por rozaduras debido al uso de ropa interior ajustada o de protectores durante actividades deportivas intensas.
  • Cambios hormonales
  • Debilidad del suelo pélvico o espasmos de su musculatura

Lo peor de esta enfermedad es que no discrimina en su aparición, es decir, puede afectar a cualquier mujer en cualquier etapa de su vida. También puede ser esporádica o dilatarse en el tiempo. Asimismo, la intensidad y la gravedad también es muy variable.

¿Puede curarse?

En Anthea contamos con varios tratamientos para mejorar la salud íntima de la mujer. Concretamente, para estos dos problemas y en casos candidatos, utilizamos toxina botulínica como primera línea de tratamiento. La aplicación de forma secuencial o combinada de terapias regenerativas con este tipo de activo, ácido hialurónico y láser ginecológico pueden mejorar los síntoma y contribuir a restablecer una vida sexual plena y satisfactoria para la paciente.
En caso necesario, también podremos recomendarte realizar tratamiento psicológico o con un especialista en sexología, para poder realizar en tratamiento global de tu caso.

Si padeces cualquiera de estos problemas no dudes en acercarte a nuestra clínica cuando podamos abrir nuestras puertas, con la ayuda de las mejores profesionales iremos mejorando el problema y sobre todo tu calidad de vida.

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