Cuida tus cicatrices en verano

En nuestro cuerpo solemos tener cicatrices de diferentes tipos por pequeñas caídas, golpes, cortes, quemaduras u operaciones. Hay algunas más recientes y otras que llevan muchos años acompañándonos y por ello no debemos dejar de cuidarlas.

Si son recientes tenemos que cuidarlas de la exposición solar, ya que hay más probabilidades de que evitando el sol, la cicatrización sea más favorable.

El tono rosa claro indica que una cicatriz aun no está curada del todo, por lo que debemos tener especial cuidado ya que la incidencia del sol sobre la cicatriz puede provocar que ésta adquiera un tono marrón por hiperpigmentación, un efecto antiestético que puede durar años.

Hay diferentes tipos de cicatrices: las normales o que se han curado bien, se presentan como una pequeña línea o irregularidad en la piel que advierte que ahí hubo una herida, pero el pigmento de la piel será igual que el del resto del cuerpo.

Las atróficas, que suelen aparecer como resultado de acné severo y aparecen típicamente en las mejillas. Este tipo de cicatrices son también características de algunas enfermedades, como la varicela. Aparecen como depresiones sobre la superficie cutánea con distintas morfologías.

Las hipertróficas, tienen un color diferente al de nuestra piel, tirando rosado, rojizo o violáceo. Suelen tener relieve y escocer o picar. Generalmente estas se presentan en zonas donde el  proceso de cicatrización no se ha podido desarrollar de forma adecuada, siendo típicas en áreas de pliegues cutáneos. Este tipo de cicatrices suelen mejorar de forma espontánea.

Los queloides, son similares a las anteriores, pero mucho mas gruesas o abultadas y se extienden más allá de la herida original. Es muy raro que mejoren de forma espontánea.

Ambas se producen por un depósito exagerado de colágeno, el principal agente regenerador de nuestra piel.

Las contracturas surgen como resultado de quemaduras previas y son cicatrices arrugadas y contraídas, en las que puede haber afectación de los tejidos más profundos.

Los consejos de cara al verano son taparla siempre que sea posible, ya que dependerá de la zona en la que se encuentre, y usar siempre protección solar con una crema que, debe tener un mínimo de protección 50 y es recomendable que sea resistente al agua, ya que así quedará bien fijada desde la primera vez que se aplica.

Tras una jornada de playa o piscina no se debe aplicar productos exfoliantes encima de la cicatriz. Lo más importante es hidratarla lo máximo posible con aceites como el de rosa mosqueta o aloe vera.

Si finalmente y tras el paso del tiempo, la cicatriz o mancha persiste y deseamos mejorar su aspecto, se puede recurrir a diferentes tratamientos con técnicas de láser especializado, siempre manteniendo una hidratación adecuada. 

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